El liberalismo económico como base del crecimiento

La economía no se ocupa de los ingresos y egresos de una persona o una empresa, se ocupa de la generación de riqueza de una nación.

La economía está tangiblemente en nuestro día a día, por ejemplo, en nuestras finanzas personales o en la administración y finanzas de un negocio. Ello es lo que a mayoría de las personas considera al pensar en temas económicos, por ejemplo, la administración de nuestros ingresos como individuos o como empresas.

Sin embargo, el telón de fondo que determina las interacciones económicas entre los agentes -personas, empresas, gobierno y resto del mundo-, la definición de cómo el Estado interviene en estas interacciones, la regulación de las relaciones económicas con el resto del mundo, la estructuración de los esquemas que operan y permiten la acumulación del capital y la riqueza, el manejo de las externalidades que generamos unos a otros como resultado de nuestro actuar individual, y la importante definición y regulación del sistema monetario y financiero predominante, son temas de estudio de la ciencia económica y, por ello, no deja de ser una ciencia compleja, apasionante, intrigante y en constante evolución.

La ciencia económica es en realidad filosofía, se necesita primero entender y aceptar la naturaleza humana, la evolución histórica y social de una sociedad en particular, para proponer un modelo económico con todas las regulaciones que ello conlleve con un fin principal: Incrementar la riqueza generada dentro de una nación y, al mismo tiempo, mejorar de forma continua la calidad de vida de sus habitantes. La economía no se ocupa de los ingresos y egresos de una persona o una empresa, se ocupa de la generación de riqueza de una nación. Y para ello se requiere en primer lugar, de regulación, es decir, las leyes que regirán las relaciones económicas entre los agentes en un territorio nacional y fuera de él.

Quienes estudian economía, se encuentran con una materia muy particular, requiere de mucha lectura, pensamiento crítico, lógico y matemático. La ciencia económica hasta el siglo pasado permanecía casi totalmente como una ciencia filosófica que, aunque interesante, no podía ofrecer herramientas claras para la conducción de la economía de un país o región. La evolución del pensamiento económico, con un conjunto de desarrollos matemáticos, estadísticos, incluso usando principios de la física y la psicología, así como el avance tecnológico, han abierto paso para la transformación de la ciencia económica en una herramienta de vital importancia para los gobiernos en la formulación y evaluación de políticas públicas. Sin embargo, para muchos continúa resultando insuficiente, pues no todos los países del mundo han logrado acrecentar de forma suficiente sus niveles de bienestar y continúan con altos niveles de pobreza entre su población.

En la época reciente, durante la segunda mitad del siglo veinte, se observaron profundos cambios sobre la definición de los estados nación en los temas económicos, en especial, se configuraron otras formas de regir el sistema monetario y financiero. Posterior a ello, con la apertura de las economías con mayor comercio internacional y deslocalización de empresas, el tema monetario siguió cobrando fuerza y los bancos centrales requirieron grandes reingenierías, al tiempo que los gobiernos nacionales fueron modificando también su actuar en el tema económico; el desempeño económico se vuelve entonces uno de los principales rubros a evaluar de un buen gobierno.

En las últimas décadas, las crisis como la financiera del 2009 y 2010, así como la gran crisis del COVID-19 trajeron consigo de nuevo fuertes cuestionamientos sobre la capacidad de la ciencia económica para dar respuesta (una buena), a los retos impuestos por la economía moderna. Algunos preguntan si es necesario regresar a las economías menos dependientes del exterior, otros si las criptomonedas son la respuesta para mejorar el ahorro y descentralizar el manejo de la moneda y así evitar crisis financieras; otros si los bancos centrales realmente pueden abatir las crisis, o más bien si son ellos los que las generan. Cada uno de estos cuestionamientos es definitivamente válido, sin embargo, si uno lo ve a la luz de las crisis, el panorama es desesperanzador y la primera respuesta del sentido común nos dice que debiéramos regresar a la economía básica como nuestras propias finanzas personales. Ahí es donde la ciencia económica como filosofía funciona; en realidad, la economía, como cualquier otra, genera ideas y conocimientos que son debatibles y cuya vigencia puede cambiar por el descubrimiento de nuevos conocimientos o, en su caso, porque las condiciones sociales han cambiado. La ciencia económica, con el funcionamiento de mercados, y el análisis de agentes económicos que actúan con base en incentivos, continúa teniendo elementos que permiten dibujar opciones en materia fiscal y monetaria.

Durante 2022 y 2023, las economías del mundo observaron niveles inflacionarios no vistos en 25 años o más, y el actuar restrictivo del crédito de los bancos centrales, parece no mostrar los efectos esperados aún. Mientras que la recuperación de las economías continúa relativamente lenta, especialmente la de China y EUA, las economías más grandes del mundo. Cada una de ellas tiene un manejo distinto de su política fiscal y monetaria, pero ambas han encontrado que tal vez Solow tiene razón: las economías grandes tienen a crecer poco y ante ello sólo la tecnología puede impulsar saltos de crecimiento. Por ejemplo, economías como la mexicana, con una amplia expectativa de llegada de empresas, continúa con niveles tecnológicos bajos, dado que sus empresas, exceptuando las transnacionales, no han tenido la capacidad de adaptación de otras, comprobando de nuevo la importancia del factor tecnológico y la generación de incentivos para incrementar la riqueza como elementos fundamentales del crecimiento en el largo plazo.

Retoma relevancia la antigua discusión sobre el liberalismo económico, es decir, sobre dejar que la economía discurra bajo los principios del libre mercado y el gobierno asegure que éste sea competitivo, es decir, que no favorezca a algunos participantes por encima de otros, que no apoye fuerzas monopólicas, que no establezca controles de precio, entre otras cosas. En sí, el mercado no es solamente sobre el egoísmo individual y la mano invisible del economista Escocés Adam Smith, que tanto se cita, rayando en el simplismo de sus planteamientos; el libre mercado tiene que ver con el funcionamiento de los precios como regulador de la oferta y la demanda, y la aceptación del egoísmo humano, mientras se entiende que el estado deberá principalmente asegurar que por un lado el egoísmo no socave el bienestar social, pues debe estar por encima del individual, mientras que asegura la libertad y la paz, principios básicos para ello, al tiempo que presenta incentivos para la obtención de ganancias por el trabajo.  Si bien, para algunos el liberalismo trae consigo devastadores resultados económicos, es necesario subrayar que ninguna economía con mal funcionamiento de sus mercados es una economía avanzada, con altos niveles de ingreso y altos estándares de vida. Mientras que en los países con medio o bajo nivel de ingreso, es frecuente observar el subdesarrollo de los mercados.

Nada está terminado, seguramente en las siguientes décadas nuevos retos vendrán, y por ello el pensamiento económico con el análisis de los agentes, el Estado y el mundo como entes interactuantes seguirá importando. El reto para los economistas es generar las ideas y soluciones que funcionen hacia un solo objetivo: La generación de riqueza, ¿Cómo? A través de los incentivos correctos para que los agentes lo logren, y ojo, incentivar no se trata de dar dinero, sino de generar un sistema que nos incentive a hacer más y, por supuesto, desde el punto de vista liberal, a que podamos recibir retribución de ello. Eso es el liberalismo económico, no hay mayor libertad que ello, el recibir el pago por tu trabajo y con ello que tu bienestar pueda ser gestionado por ti mismo, pues incluso al estado eres tú quien le paga y quien gobierna. Desde mi perspectiva, este liberalismo necesitamos en México y otros países, y si reflexiona usted, no lo tenemos, hacia allá debe ir la economía, la sociedad y la hegemonía. 

Dra. Cristina Ibarra

 

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